Libertad religiosa y cristianofobia

Crece el anticristianismo en los medios de comunicación

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Los abusos sexuales mezclados con denuncias de abuso contra la Iglesia son una fórmula mediática explosiva, como los italianos pueden testimoniar. A ello ha dado pie la emisora de televisión estatal RAI al transmitir el 31 de mayo el programa de la BBC «Crímenes sexuales y el Vaticano».

El 22 de mayo la RAI anunció la compra del documental. Pero debido a las fuertes protestas por la credibilidad del programa, el director general de la RAI, Claudio Cappon, dispuso que la tertulia en la que se emitiría el mismo, «Año Cero», también diera espacio a representantes de la Iglesia para poder rebatir dicha credibilidad.

Tras presentar un relato sobre el abuso de niños, el programa de la BBC hacía acusaciones sobre una supuesta orden vaticana para encubrirlos. El documental también acusa a Benedicto XVI de complicidad a la hora de cubrir los abusos sexuales en el pasado cuando era cardenal.

La naturaleza tendenciosa del programa de la BBC fue expuesta el año pasado en una declaración del arzobispo inglés, monseñor Vincent Nichols, director de la Oficina Católica para la Protección de los Niños y los Adultos Vulnerables.

En una nota de prensa el 2 de octubre, el día después de que la BBC emitiera el programa en Inglaterra, el arzobispo reconocía el terrible hecho del abuso de niños. Aclaraba, sin embargo, que la parte del programa que ataca al Vaticano y al Papa «es falsa y enteramente tendenciosa».

El prelado decía que era falsa porque es eso lo que hace el programa de la BBC con dos documentos vaticanos. El programa hace referencia a un documento de 1962, «Crimen Sollicitationis», que, explicaba monseñor Nichols, no trata directamente el abuso de niños, sino el uso incorrecto del confesionario. Un segundo documento, «Ad Exequendam», del año 2001, no obstaculiza la investigación, sino que más bien es «una medida de la seriedad con la que el Vaticano ve estos delitos».

El sesgo de la BBC

No es la primera vez que los programas de la BBC se han ocupado de la Iglesia católica. Tras duras críticas, la BBC decidió no transmitir por el momento su serie de dibujos de 2004 «Popetown». Los dibujos ridiculizaban al Papa Juan Pablo II y a la Iglesia.

Estos dibujos animados volvieron a aparecer el año pasado en Alemania, donde MTV compró los derechos de emisión antes del Viernes Santo, informaba «Deutsche Welle» el 12 de abril de 2006. Las protestas no lograron que se frenara el programa, por lo que MTV decidió emitir la serie entera de diez capítulos, tras un examen de transmisión de la primera parte, informó «Reuters» el 9 de mayo de 2006.

El periódico inglés «Daily Mail» analizaba en un artículo del 23 de febrero la actitud de la BBC hacia la religión. Siguiendo a lo que se denominó una cumbre de la «imparcialidad» convocada por el director de la BBC, Michael Grade, el periódico citaba a «figuras destacadas» que admitían que la emisora era culpable de tener un sesgo anticristiano.

Por otro lado, informaba el «Daily Mail», durante el encuentro, los ejecutivos de la BBC admitieron que serían felices de emitir que la imagen de la Biblia se viene abajo, pero harían lo mismo si se tratara del Corán.

Atacar a María

La BBC no está sola en su hostilidad hacia la religión y hacia la Iglesia católica. Otra manifestación -esta vez unos dibujos animados norteamericanos, «South Park»- saltó a la palestra en Nueva Zelanda. Una nota de prensa del 23 de mayo de la organización neozelandesa «Family Life Internacional» detallaba una queja hecha por los obispos católicos sobre un episodio, emitido el año pasado, en el que se insultaba a la Virgen María.

Los obispos presentaron evidencias en una apelación contra el dictamen del año pasado de la «Broadcasting Standards Authority», el organismo estatal que controla las emisiones, que rechazó respaldar sus quejas ante los insultos a María, junto con las demás quejas sobre otros episodios.

El abogado de los obispos, Richard Laurenson, declaró ante el Alto Tribunal de Wellington el 23 de mayo que el programa quebranta la obligación de quien emite de mantener el buen gusto, la decencia y la imparcialidad. Aún no se ha dictado sentencia sobre el caso.

Otro caso reciente viene de Canadá, donde ha levantado protestas el programa piloto de la «Canadian Broadcasting Corporation» que retrata a los monaguillos como adictos a las drogas y la recepción de la comunión como comer snacks, informaba el 16 de mayo el periódico «Ottawa Citizen».

El programa «The Altar Boy Gang» fue denunciado por la Liga Católica de Derechos Civiles. «Con este programa, la CBC se ha movido en el área de la blasfemia de los ritos sagrados», declaraba la organización. También acusaba a la CBC de una doble vara de medir, observando que los insultos hacia la Iglesia católica han tenido lugar después de contratar el año pasado a un consultor musulmán para asegurar que se respetan las prácticas islámicas en el programa «Little Mosque on the Prairie».

A principios de año, una exportación italiana reciclada la emprendió contra la Iglesia, esta vez en los Estados Unidos. La Universidad de Minnesota decidió representar una obra del autor italiano Dario Fo, «El Papa y la Bruja».

El 22 de febrero un artículo en el «Catholic Spirit», el periódico diocesano de la archidiócesis de St. Paul y Minneapolis, informaba de que los obispos de Minnesota y varias organizaciones católicas se habían opuesto a la obra.

El artículo explicaba que la obra, entre otros temas, representa a un «iluso e innombrado pontífice». También representa al Vaticano implicado en el tráfico de drogas, y termina con el asesinato del Papa.

Un editorial del «Catholic Spirit» sobre el mismo tema afirmaba que permitir que se represente una obra como ésta «contamina la atmósfera de respeto mutuo y promueve la clase de prejuicios e intolerancia a los que la universidad dice oponerse».

En su carta pastoral para Año Nuevo, monseñor Arthur Roche, obispo de Leeds, Inglaterra, comentaba el creciente número de programas hostiles al cristianismo. En ella, con fecha de 31 de diciembre, monseñor Roche mostraba su malestar por el abuso del nombre de Jesús en programas televisivos.

Infectada

«Es como si mi aparato de televisión estuviera infectado de sentimientos anticristianos profundamente irrespetuosos y despectivos», declaraba, hablando de su experiencia al encender la televisión y recorrer los canales.

«Existe actualmente facilidad y falta de cuidado, de forma que es posible, sin resistencia alguna, ridiculizar a Jesús, su Iglesia y sus seguidores», observaba monseñor Roche. Animaba después a los creyentes a no dejarse infectar por esta tendencia y respetar el nombre de Jesús en las conversaciones diarias.

La hostilidad hacia la religión ha sido también uno de los temas que el cardenal Cormac Murphy-O’Connor abordó durante un discurso del 28 de marzo en el Westminster Cathedral Hall de Londres.

El arzobispo de Westminster expuso su temor por el hecho de que la sociedad contemporánea esté cada vez más marcada por el «dogmatismo laicista o el cinismo» hacia los cristianos. Y afirmaba: «Si los cristianos se mantienen firmes en sus creencias, son dogmáticos intolerantes. Si pecan, son hipócritas. Cuando se ponen del lado de los pobres, son liberales tontos. Cuando intentan defender a la familia, son reaccionarios de derechas».

Intolerancia laicista

El discurso se pronunció en el contexto de un fiero debate sobre la legislación del gobierno que impone a las agencias de adopción católicas la obligación de entregar niños en adopción a las parejas del mismo sexo. El cardenal Cormac Murphy-O’Connor sostenía que no se trataba de una casualidad que la creciente tendencia antirreligiosa del Estado se esté dando en un momento de «nueva intolerancia laicista contra la religión», que marca cada vez más la sociedad.

La cuestión de cómo tratan los medios la religión fue abordada por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales en su documento del año 2000 «Ética en las Comunicaciones Sociales». El dicasterio reconocía muchas aportaciones positivas de los medios a la vida diaria, y también cómo se beneficia la gente gracias a la transmisión de noticias e ideas religiosas.

Sin embargo, el documento también observaba cómo en ocasiones la religión sufre injustamente a manos de los medios debido a la incomprensión e incluso al desprecio. Con frecuencia, se alaban las modas religiosas, mientras los grupos religiosos legítimos son tratados con hostilidad, explicaba el Consejo en el punto 18 del documento.

Pedía una aplicación mayor de los principios éticos en el mundo de las comunicaciones. «La comunicación debe ser siempre veraz, puesto que la verdad es esencial a la libertad individual y a la comunión auténtica entre las personas», exhortaba el documento (n. 20).

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