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Cristianas de Gaza usan el velo islámico por miedo

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De acuerdo con AsiaNews.it, Agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), el padre Mazin Mattoka Ishoa, de 35 años, y el padre Pius Affas, de 68, fueron secuestrados el sábado 13 de octubre de 2007 cuando se dirigían desde el centro de Mosul a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio de al-Faisaliya. El padre Affas es profesor de Biblia en el seminario, y durante mucho tiempo ha dirigido la revista «El Pensamiento Cristiano», editada en árabe. Mientras que el padre Ishoa fue ordenado sacerdote el pasado 1 de septiembre; ingresó en el seminario después de la licenciatura y del servicio militar. El padre Affas, de salud débil, iba a hacerse cargo el próximo viernes, junto con el arzobispo, del Centro para Estudios Bíblicos de Mosul.

El Papa Benedicto XVI pidió el domingo 14 de octubre de 2007 por la liberación de dos sacerdotes católicos secuestrados en la ciudad de Mosul, al norte de Irak. El Pontífice dijo a los peregrinos, en el rezo semanal del Angelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, que dos clérigos de la Iglesia Católica de Siria habían sido secuestrados "y están amenazados de muerte." "Yo pido a los secuestradores que liberen a estos dos sacerdotes pronto y subrayo una vez más que la violencia no puede traer alivio a esta tensa situación," comentó el Papa.

"En Gaza hay cristianas que se ponen el velo islámico por miedo a sufrir amenazas o violencia por parte de los fundamentalistas de Hamas". Es el testimonio de una familia cristiana que vive en la franja y que no quiere revelar su apellido por temor a represalias. La minoría cristiana en el territorio, en el que los islamistas de Hamas tomaron el poder por la fuerza en junio, se ve sometida a una presión cada vez mayor, que lleva a numerosos fieles, por ejemplo, a "no colgarse el crucifijo al cuello para no mostrar su pertenencia religiosa", dice.

La violencia anticristiana en Gaza alcanzó nuevos niveles de brutalidad cuando el domingo 7 de octubre de 2007 apareció asesinado Rami Jader Ayad, director de la Sociedad Bíblica, iniciativa que ofrece cursos de informática e idiomas a palestinos de las clases más bajas. El cristiano baptista, de 31 años, había sido secuestrado dos días antes. Su cadáver tenía varias puñaladas y un disparo en la cabeza. La librería de la Sociedad Bíblica, la única cristiana de Gaza, había sido incendiada ya este año.

James Catford, presidente de la Sociedad Bíblica Internacional, que cuenta con sucursales en todo el mundo, calificó de "tragedia" la muerte de Ayad, pero aseguró que los miembros de su organización seguirán dando testimonio de Cristo en Gaza: "Los dependientes de la librería en la que trabajaba Rami Ayad trabajan en un contexto de continua violencia en el que arriesgan su vida todos los días, pero están decididos a mostrar a los palestinos el mensaje revolucionario de la Biblia".

El portavoz de la Custodia de Tierra Santa, el padre David María Jaeger, se pronunció también en términos similares: "Lo ocurrido me hace sentir orgulloso de ser cristiano en Tierra Santa. Se ve que también hoy hay personas que arriesgan su vida para dar testimonio de Cristo, el salvador de la humanidad. Pero, por otro lado, este acto demuestra también que la muy reducida comunidad cristiana de Gaza está expuesta a fuertes peligros".

En el territorio conviven en una superficie exigua casi 1,5 millones de personas, pero entre ellos sólo hay unos 3.000 cristianos, en su mayoría grecoortodoxos. Los católicos de rito latino, agrupados en torno al párroco Manuel Musalam, no son más de 200. La larga tradición de convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes se truncó el pasado junio cuando, en medio del tremendo caos causado por los combates entre militantes de Hamas y Al Fatah, unos desconocidos irrumpieron en la escuela de las Hermanas del Santo Rosario, destruyeron la capilla, incendiaron parte de las dependencias y robaron varios ordenadores.

Hace pocos días, diarios palestinos difundieron lo sucedido a Klear Fara, una cristiana de 80 años que fue sorprendida en su casa por un hombre enmascarado y armado que la tiró al suelo y la acusó de ser "una infiel cristiana". La anciana contestó: "No soy una infiel, soy una ciudadana árabe palestina".

La franja, un caos total

Pese a los crecientes actos de violencia, los líderes católicos de Tierra Santa consideran que no se puede hablar de una persecución contra los cristianos. "En Gaza reina un caos total en estos momentos, un vacío que nadie consigue controlar. Por eso, estamos expuestos a los ataques de algunos locos", dijo el obispo coadjutor latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal. Desde su punto de vista, perseguir a los cristianos no forma parte de la política de los dirigentes de Hamas.

Fuente: La Gaceta de los Negocios, Madrid 11 de octubre de 2007, p. 50.

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